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miércoles, 27 de mayo de 2015

LOS BENEFICIOS DEL AJO

HABLANDO DE LAS BONDADES DEL AJO

Las excelentes cualidades diuréticas, depurativas, antisépticas y antibacterianas del ajo son ampliamente conocidas y divulgadas. De hecho, el ajo se ha utilizado desde muy antiguo en el tratamiento de diversas afecciones.

Propiedades nutritivas

Si se revisa el análisis bromatológico de los ajos, es sorprendente su elevado aporte energético, gracias a su riqueza en proteínas e hidratos de carbono, en comparación con el resto de verduras y hortalizas. No obstante, la cantidad que se consume de ajos en cada plato no es equivalente a la de otras verduras. Por ello, el aporte nutritivo y energético de esta hortaliza es irrelevante. Todo esto a pesar de su riqueza mineral (potasio, fósforo, magnesio, zinc y yodo) y vitamínica, en la que destaca el contenido de vitaminas del grupo B, como la vitamina B1, B3,B6 y con cantidades discretas de vitamina C y E.


Potente depurativo

    El ajo crudo tiene propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas.

    Ayuda a combatir un buen número de hongos, bacterias y virus.

    Aumenta las secreciones bronquiales por lo que se le atribuyen propiedades expectorantes y desinfectantes. Resulta, por tanto, muy útil en el tratamiento de las congestiones y en las infecciones respiratorias como los catarros o resfriados.

    Su consumo se recomienda en caso de parasitosis intestinales, disenterías y otros infecciones gastrointestinales.

    Prevención cardiovascular


Funciones/beneficios:

La propiedad medicinal se debe al bulbo empleado fresco o en conserva. Contiene un aceite esencial y un compuesto sulfuroso, la aliina, que se descompone bajo el efecto del aire (célula dañadas) en alicina de fuerte olor característico y alidisulfuros.

Disminuye notablemente los niveles de grasas como el colesterol, los triglicéridos y el ácido úrico.

Regula la tensión arterial , sobre todo cuando está alta debido a que produce vasodilatación , disminuye el número de latidos cardiacos, de ahí que sea muy útil para prevenir y curar anginas e infartos.

Favorece las digestiones al ayudar a las segregaciones salivares y gástricas.

Aumenta el funcionamiento de la glándula tiroides, por lo cual está indicado en la obesidad y el hipotiroidismo.

Estimula la liberación a la sangre de la insulina por parte del páncreas por lo que ayuda en la diabetes a regular los niveles de glucosa.

las personas que consumen ajo crudo tienen la mitad de riesgo de cáncer de estómago y dos tercios el riesgo de cáncer colon rectal. El ajo bloquea la formación de potentes anticancerosos, denominados nitrosamina, que pueden producirse durante la digestión de determinados alimentos.

Contiene también una fuerte proporción de yodo, fósforo, hierro, calcio, vitamina A, B1, B2,B3 (Nicotinamida), C, fermentos, una enzima (aliinasa) y dialilo.

El ajo es un agente que actúa contra la esclerosis y un potente hipotensor. También es un desinfectante intestinal usado en caso de trastornos digestivos y en las epidemias de gripe. El colagogo (útil para el tratamiento de las vías hepáticas y biliares) y antiparasitario. Alivia también las picaduras de insectos y combate infecciones producidas por agentes como Staphyloccus, Streptococcus, Candida albicans e incluso algunos virus. Contra el reumatismo y enfermedades como la artritis es muy eficaz una “cura de ajos”, empezando por un diente al día hasta llegar a consumir progresivamente a 10 ó 12 diarios.

    El consumo frecuente de ajo provoca vasodilatación, aumento del diámetro de los vasos sanguíneos, por lo que la sangre fluye con más facilidad y disminuye la presión, con lo que mejora la circulación sanguínea. Asimismo, el consumo habitual de ajos ha demostrado efectos beneficiosos en el tratamiento de la hipercolesterolemia y los niveles altos de triglicéridos, ya que permite la reducción del nivel de lípidos en sangre. Además, el ajo es reconocido por su efecto diurético, de ahí que su consumo habitual sea muy recomendable en caso de hipertensión y riesgo cardiovascular (riesgo de infarto, arteriosclerosis, trombosis).


Estimulante del apetito

Consumir ajo de forma habitual estimula las mucosas gastrointestinales, provoca así un aumento de las secreciones digestivas y de la bilis. Esto se traduce en una mejor preparación del tracto digestivo para la digestión de los alimentos.


No obstante, para quienes sufren de estómago delicado o hipoclorhidria (escasez de ácido gástrico en el estómago), el consumo de ajo crudo o frito les puede resultar indigesto y generar ardor. Asimismo, un consumo excesivo de ajo crudo puede provocar ardores de boca y de esófago, y, por vía tópica, dermatitis de contacto. Además, el ajo crudo goza de pocas simpatías. Las razones son su fuerte sabor, su penetrante olor, y el hecho de que repite y provoca un mal aliento que se mantiene varias horas después de haberlo consumido.


Contraindicaciones


¿Algunos aspectos negativos del ajo?

Su sabor picante e inten

so puede producir molestias orales, esofágicas, gástricas o digestivas en personas especialmente sensibles. Es un alimento se suele repetir con facilidad y puede producir ardor gástrico.
A pesar de sus múltiples beneficios, el ajo está contraindicado en determinadas situaciones. Dado que tiene efectos anticoagulantes, el consumo excesivo de ajo debe evitarse en caso de hemorragias o si se va a someter a una operación quirúrgica, puesto que aumenta el riesgo de sangrado. En cuanto a las posibles interacciones con otros fármacos, puede elevar el riesgo de sangrado si se administra junto a anticoagulantes como el ácido acetilsalicílico u otros. Tampoco es recomendable su consumo exagerado si se sigue un tratamiento con hipoglucemiantes, dado que el ajo acentuaría la hipoglucemia.


Durante el embarazo y la lactancia se aconseja evitar el consumo de grandes cantidades de ajo, ya que puede estimular el útero o provocar incluso un aborto.

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